lunes, febrero 20, 2006

martes, febrero 07, 2006

OLIONDO

La casa estuvo cerrada por varios años , el característico hedor de humedad impregna todo. Los viejos pisos de madera se quejan y vuela un polvillo mezcla de trisnostal. Arcanos melancólicos danzan al trasluz, en vano la oscuridad pretende imponerse.
Al pasar, desde un rincón apartado, Girondo vuela vespertino, dejando una interminable estela de
baba, su baba, es la baba...*
La iluminación es débil, pero Cortázar rompe el ambiente con algún cuento exquisitamente demencial,
mientras lo escucha Alfonsina con madréporas en los cabellos
y Victoria Ocampo los observa desde un sillón.

Mis ojos recorren las antiguas glorias y todavía recuerdan como Borges plagia obsceno a Girondo y al portero.
De la calle llega el eco:
Viva el esperma aunque yo perezca.*


Viviana Álvarez


* de Oliverio Girondo