viernes, febrero 29, 2008

PASIONES ENVILECIDAS


Domingo, treinta y cinco grados. Puertas cerradas, Juan impaciente. En la calle transversal, Pedro también. Ábrete sésamo y entran. Desordenados ocupan sus lugares, en azul y oro, en blanco cruzado de sangre. El sudor es dueño de la tarde.
Sube la temperatura. Se inquietan los ánimos. Papeles más desánimo son una ecuación imperfecta. Juan nervioso, no se siente bien. Pedro exaltado, dueño de la victoria.
Los gritos rompen el ambiente festivo. Tiembla el piso, el cielo ennegrece.
Presagioso.
Juan se aleja, perdido. Alcohol en sangre, nieve en la nariz.
Pedro contento, el triunfo lo toca como gaviota hambrienta.
No sabe quién puso una rosa bordó en su estómago, viscosa y caliente.


©Viviana Álvarez

1 comentario:

Unknown dijo...

Vaya, vaya, què cuento con un final excelente. Abrazos, Julita del Prado