De tanto andar andando, descubrió caminos. Supo de noches despojadas y días húmedos. Sació su estómago en hembras al paso. Cuando alcanzó un orgásmico hartazgo, estrechó vínculos con la soledad. Complació imágenes, vivenció paisajes, copuló a oscuras. Cerró puertas, extendió sus manos a obscenidades que pugnaban por traspasarlo.
Vista la cúpula del mundo, sumió sus pertrechos en olvido a la vera de algún camino.
©Viviana Álvarez