domingo, abril 30, 2006

SUSPIROS NOCTURNOS


Mil ojos de noche observan el cansancio y la pesadez, párpados y pupilas. Mil ojos de noche estudian las respiraciones y sus lenguas nos lamen las pieles. Manos flacas, flageladas de escorias y huesudas, acarician los cuerpos tibios bajo las frazadas. Cuerpos proclamados se acuestan en las sábanas rasadas y manosean nuestras corazas interminables.
Dormidos e inconscientes, copulamos y besamos y gemimos.
Nos retorcemos, maldecimos de placer, nos torneamos,
Nos caemos y giramos,
Damos vueltas por la cama, por la alfombra, sobre la mesa, de espaldas y parados.
Respiramos entrecortado, abriendo los ojos para darnos cuenta, que estamos solos.

Con el gato.



Viviana Álvarez

SOBRE LA PRESENCIA DEL DIABLO EN LA TIERRA


El diablo se apersonó en la Tierra con un séquito de infieles. Se mezcló entre los mortales con el fin de estudiar de cerca sus costumbres. Solía vérselo en un antiguo bar de la calle Defensa tomando whisky hasta el hartazgo. Aclaremos en este punto que la ebriedad fue una de las costumbres aprehendidas.
A menudo salía con su tropa, unos diez o quince tipos (porque habían adquirido forma humana) sombríos y delgaduchos. Cuando andaban en patota, se envalentonaban, entonces buscaban gresca. Iban a los boliches de onda y sembraban discordia entre la muchachada. Cuando estaban al borde de las trompadas, desaparecían entre sarcásticas carcajadas.
Muchas veces se lo vio solitario por Corrientes, buscando algún prostíbulo donde saciar sus apetitos. Los humanos y los propios.
Pero no tenía suerte.
Hasta las putas se daban cuenta que era mal bicho y no querían atenderlo. Era cuando usaba sus argucias seduciéndolas con palabrejas encantadoras y promesas de futuro, que las pobres se creían a rajatabla. De más está decir, que una vez realizada la cópula, el fulano se borraba e intentaba por otros barrios.
A veces se convertía en aire y entraba por la boca de alguien que andaba papando moscas. Así estudiaba el interior de las gentes.
No podemos negar que era ingenioso.
Un día se le ocurrió mezclarse entre los oficinistas de Florida en hora pico. Los persiguió, trató de charlar con alguno que otro. Pero nadie lo registró. Claro, andaban como locos. Corriendo para depositar en los bancos, llegar a la compañía de seguros, otros que se les había hecho tarde.
Aquello era un pandemonium. El pobre demonio, trastabilló y dio con los cuernos contra el piso, donde tacones de señoras y señores, lo usaron de alfombra.
Cuentan los infieles que el sobre donde lo despacharon, pasó por debajo de las puertas del averno.

Viviana Álvarez

domingo, abril 23, 2006

PLEGARIA CAIDA


Un enjambre maléfico de pronto lo hizo capitular. Zumbaron sus oídos, le tembló la voz.
Al principio fue la bondad y la alegría, creó para sí un mundo dicroico ensamblado en una madera balsa. Luego se iluminó de amor para sus semejantes. También editó una luz carismática que usaba como halo alrededor del cuello.
Y así derrapó la vida, por quimeras y cervezas en villas de Caraza.
Mudando de afectos como de hábitos, caminó su redención a la santidad. Pero una de esas noches ginebrosas , climaxtologico y erecto, se dejó vencer.
Cayó sin ruido ni lágrimas.
Postergado por el impenitente que lo vino a buscar.

desde que tu amor me ilumina

viernes, abril 21, 2006

SÍNODO DE DUENDES Y OTRAS HIERBAS



Por alguna antigua conjura o descuido, las cosas no salieron bien.
Los bosques albergaban diferentes barrios de elementales, que incluso solían mezclarse en la taberna fundada dentro del viejo roble. Justo al borde del arroyo. Estas tertulias duraban hasta que el sol doraba los campos, cuando los mortales salían a las faenas.
Ese era el momento más preciado.
Podían treparse a sus carretas y mezclarles los elementos de labranza, esconder los magros almuerzos, o peor, tomarse todo el hidromiel. Los humanos estaban acostumbrados a estas correrías, pero esta última, los enfurecía. Sabían que eran ellos.
Más como no podían verles, golpeaban el aire e insultaban al cielo y la tierra, muchas veces les maldecían a voz en cuello. Los pobres nunca supieron del poder de las palabras proferidas e ignoraban cuán vengativos podían ser estos seres.
En la vieja Irlanda, existen muchas leyendas sobre estos desafíos, que solían terminar bien. Un antiguo libro, resguardado en los sótanos de una vieja iglesia, ampara los más poderosos conjuros para librarse de ellos. Este de grimorio, data del principio de los tiempos. Fue guardado allí luego de un concilio entre humanos y elementales, que llegaron al acuerdo de no molestarse nunca más.
Pero este término abarca, para los seres mágicos, toda la eternidad y eso es demasiado tiempo. Y comenzaron a aburrirse.
También fueron muriendo los hombres que habían estado en aquel cónclave.
Existe por allí la historia de un mortal que los desafió. No es de fuente muy segura, pero el boca en boca la convirtió en tradicional cuento en las sobremesas.
Por azares de la omisión voluntaria, el nombre del protagonista, no trascendió. Inciertamente se sabe que vivía en uno de los condados del Oeste, muy cerca de la mágica taberna, en una finca también incierta.
El pobre tipo estaba cansado de las fechorías de los invisibles, que iban desde destaparlo en las frías noches, robarle todos los víveres hasta ponerlo en situaciones harto indecorosas cuando estaba trabajando. Esto fue así durante décadas.
En pocas palabras, lo habían tomado de punto, nunca se supo por qué.
Llegó el día en que nuestro irlandés, harto de tantas bromas macabras y risas sin rostro, planeó la venganza. En nuestra lengua castellana, algún sinónimo para venganza es resarcimiento, penitencia.
Por viejas artes heredadas de sus mayores, convocó a La Gran Ban Shee para exponerle el problema e intentar que fuera juez de la situación. Esta hada, en algunas ocasiones, muy especiales, fallaba a favor de los humanos.
La suerte estaba echada. Se convocó el gran sínodo.
Cada parte hizo su descargo, sabido es que los gnomos suelen tornarse desagradables si se los hostiga y arguyeron que el hombre lo hacía todo el tiempo, que había intentado incendiar la taberna, ahogarlos y miles de farsas más. Por un encanto, el desdichado irlandés perdió el habla, no pudiendo esgrimir su defensa.
La Gran Ban Shee, fue implacable. (Tampoco debemos olvidar que ella es del bando de los elementales).
Trece siglos han pasado.
Desde entonces la puerta de la taberna luce, en impecable piedra gris, la estatua de un labrador implorando piedad antes de su penitencia.




RELATO DE LA MAGIA Y UN HOMBRE


Esta es una lejana historia, que los chamanes del pueblo de Mandinga (nombre extraño para un pueblo si los hay), siguen relatando en la actualidad. Vamos a recordar primero, que este pueblo, está ubicado en algún lugar de algún país de nuestra maltratada América.
Se dice que hace ya mucho tiempo, un pastor encontró un almirez en las almenas de una casona abandonada. Esto no tendría nada de extraño, si no fuera porque el recipiente, estaba lleno de un líquido rojo y en su fondo, una piedra pardusca. Nuestro pastor, casi hipnotizado por los fulgores del líquido, lo llevó a su casa, guardándolo sobre un destartalado mueble.
Dicen que su vida continuó como de costumbre, cuando no estaba ocupado pastoreando sus pocas ovejas, se ocupaba en el trapiche que tenía en los terrenos del fondo, pasando una y otra vez las malvasias que crecían por doquier.
Extraía un vino riquísimo que comerciaba en los pueblos vecinos con muy poca ganancia. Pero la vida de nuestra gente, siempre fue más de lo mismo, aún en nuestros días.
Mucho trabajo, malas condiciones, poca ganancia.
Cuando no trabajaba, se sentaba en el pasto bebiendo guarapo hasta dormirse la siesta obligada.
Una noche, luego de la pobre cena, recordó de golpe, el recipiente encima del mueble y lo bajó. Casi de muere del susto, cuando notó que la piedra había cambiado de forma y tamaño. Sin dudarlo, se fue a la casa del sochantre (porque el cura venía una vez por mes) a contarle. El pobre hombre no supo qué decirle. No tenía idea de que se podía tratar, por lo que le recomendó visitar al viejo chamán al día siguiente.
Así lo hizo.
El anciano (en realidad nadie sabía su edad pues las tenía todas, y vivía en Mandinga desde siempre) fue a la casa del pastor y observó el recipiente con su líquido y su piedra. Luego de un buen rato, dijo:
- Hijo mío, esto es un anuncio en tu vida. Primero deberás trasvasar el líquido a una paila y dejarlo dentro de tu casa. Luego de un tiempo, no sé cuánto, tendrás una desgracia que se verá compensada con creces por una ganancia inmensa. Deberás ser paciente y fuerte.-
Pronunciadas estas palabras, el chamán se fue.
Con el paso de los días y viendo que nada sucedía, el pastor se fue tranquilizando y hasta se olvidó del asunto.
Y fue en ese momento, cuando no se acordaba de las palabras del chamán, que la carcoma invadió su plantación de malvasías reduciéndola a nada. Pero además, un incendio se llevó su casa, tan sólo se salvó la paila, con el líquido rojo y aquella extraña piedra que seguía cambiando de forma y tamaño.
Desesperado (como no se acordaba lo que el chamán había predicho), lloró hasta deformarse la cara y sin parar de golpear el trallazo en la fragosa superficie de un ombú que salió ileso. Deambuló como dormido por unas semanas, durmiendo de prestado, comiendo lo que podía, hasta que decidió volver.
Allí estaban, estoicas, las ruinas del rancho, el terreno vacío y la paila.
Cuando se acercó, estaba vacía y la piedra pardusca rota. Pero, de reojo vió algo moviéndose a su alrededor.
Era una falena.

Con sus patas había traído polen, semillas y otras yerbas, que esparció por el terreno ya curado. Nuestro pastor se sintió renacer. Ese mismo día inició la construcción de una nueva casa, cuidó sus recién nacidas malvasias a las que se agregó sésamo, siguió pastoreando sus ovejas y su trapiche, lentamente, comenzó a girar con más fuerza.
Sus vinos se convirtieron en los mejores de la región y llegó a ser afamado y reconocido por sus viñedos.
Los que perduran hasta hoy.


(Cabe aclarar para algún espíritu distraído, que esto es tan sólo un cuento, la realidad Americana, sabemos, es bien distinta. Es muy difícil que un pastor llegue a famoso viñatero en estas tierras que respiran sangre y matanzas.
Por lo demás, la magia está en cada uno de nosotros.)






sábado, abril 01, 2006

REZO DE UN AVE

REZO DE UN AVE

Atravesó los campos hacia el horizonte. Procreó soledades aullando a una luna ausente.
Remontó los ojos, jadeantes de espanto, en un rezo mudo. Escuchó su alma, que ahora, justamente ahora, le devolvía sentimientos, como el mar las caracolas. Congoja incrustada derramaron sus cuencas.

Sólo congoja.

No quedaban lágrimas para expiar.
La piel envolvía una cáscara baldía.
Pretendió ser ave, pasto, alba.
Insinuó estar despojado de anclas.
Intentó elevarse, brazos al cielo.
Más su condición de humano, le recordó la ausencia de alas.
ANHELO DE LUNA LLENA

Tomar la vida a baldes sin temer acasos o porqués. Ir por la senda elegida que permita salir de su prisión cada uno de mis sueños. Que llevan nombres efímeros. Que emigran en ojos anhelados y luego no sé.
Debajo de un roble (si esto fuera posible) celebrar a la luz de la luna ceremonias de amor cada noche, perderme en tus brazos, hilvanar tu voz en retahílas perladas.
Levar mi ser al infinito de tu canto bordado en silencios, para tornar en alondra del alba. Que se desliza silenciosa entre tu corazón y tu alma.