Agonizó el instante, parió solitud, derramó infiernos sobre sus ancestros. Acalló voces desconocidas que pretendían silenciar su voluntad. Anduvo a tientas en arrabales, tragó fango, esperó en vano. Harto de loar dioses ajenos, postró ansias y se esfumó.
©Viviana Álvarez
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