Callaron los ángeles que antes habían sido nenúfares, fueron astillas en su desgajado espíritu que ya no recordaba ceremonias. Excepto una.
Se aquietaron las aguas que purificaron sus plantas hasta hacía un rato. Fueron hielo en su sentir más profundo. Y comenzó otra existencia.
Sin afectos, sin lozanía, sin siquiera una brizna que acariciara su nada.
©Viviana Álvarez
Se aquietaron las aguas que purificaron sus plantas hasta hacía un rato. Fueron hielo en su sentir más profundo. Y comenzó otra existencia.
Sin afectos, sin lozanía, sin siquiera una brizna que acariciara su nada.
©Viviana Álvarez
2 comentarios:
Terrible ¡No!!!, terrible...besos, Julia
Solo quería decirte que por culpa de este texto cometí las siguientes acciones:
1. Tomé el teclado, lo arrojé al piso y comencé a pisotearlo.
2. Tomé el monitor y doblando la pierna traté de quebrarlo en dos partes.
3. Modem y parlantitos al tacho de la basura.
4. CPU? Estoy buscando algun camion de basura donde tirarlo!
Como verás hermana la increíble poesía que tenés provoca estos delicados actos...
jaja!
Te felicito! Gracias por tu literatura...
Te adoro
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