Entonces resurgieron las áspides que envenenaban tu entraña. Y fueron canto de gárgolas en las profundas cavernas de tu infierno. Imploraste resurrección, te fue negada. Rogaste espinas, te fueron negadas.
Así, errático y promiscuo, vagaste por un mundo que jamás reconoció tu alma.
©Viviana Álvarez
Así, errático y promiscuo, vagaste por un mundo que jamás reconoció tu alma.
©Viviana Álvarez
No hay comentarios.:
Publicar un comentario