
A veces creía que la vida era incierta fuga de ilusiones en pos de cielos noctámbulos. Otras suponía era una enramada sarmentosa donde los sueños quedaban liados sin llegar a puerto.
Suponía era un péndulo, en cuyo alocado vaivén, iban las horas trayendo quimeras, llevándose melancolía. Más descubrió que no era ni lo uno ni lo otro.
Entonces comprendió que este abanico de vivencias y sentires, esta paleta plena de colores ígneos y tristes grises, era su suerte. Que ahora está echada al azar.
Tachó generala y dio vuelta la página.
©Viviana Álvarez
Suponía era un péndulo, en cuyo alocado vaivén, iban las horas trayendo quimeras, llevándose melancolía. Más descubrió que no era ni lo uno ni lo otro.
Entonces comprendió que este abanico de vivencias y sentires, esta paleta plena de colores ígneos y tristes grises, era su suerte. Que ahora está echada al azar.
Tachó generala y dio vuelta la página.
©Viviana Álvarez